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EL DESIERTO DE NAMIB, LAS DUNAS MÁS ALTAS DE LA TIERRA

Laureano Gomez Nurias • ene 03, 2020

EL DESIERTO DE NAMIB, LAS DUNAS MÁS ALTAS DE LA TIERRA

Si explorar el desierto como un auténtico bereber es una de las cosas que siempre has querido hacer, tienes que conocer las dunas más altas del planeta. Aunque el desierto más grande del mundo se encuentre en el Sáhara, las cimas arenosas más elevadas del mundo están en otro país africano, Namibia. Sus dunas pueden llegar a medir tanto como un edificio de 60 pisos.

Estas montañas de arena se encuentran en uno de los desiertos más antiguos del mundo, con más de 65 millones de años, el desierto del Namib. En este lugar se pueden contemplar los impresionantes colores rojizos de las dunas, descubrir un valle poblado por árboles sin vida, y conocer a sus elegantes habitantes: los oryx (una especie de gacelas).
Las dunas más impresionantes se encuentran en el salar de Sossusvlei, que en africano significa “el punto de no retorno”. Aquí se pueden ver las más altas del desierto llegando a medir 300 metros de altura. Alcanzar la cima es posible, sobre las cinco de la mañana, la hora ideal para asombrarse con los colores del amanecer en contraste con el océano de arena.

La zona de dunas se encuentra dentro del extenso parque nacional de Naukluft, son unos 50.000 kilómetros cuadrados que ocupa una gran parte de Namibia, de hecho su tamaño equivaldría a Suiza. El paisaje es muy variado, al igual que la fauna que lo habita: mientras en las áridas dunas del desierto sólo habitan los oryx, hienas y chacales del desierto, en el recinto del parque natural podemos ver cebras, bandadas de flamencos, gacelas, avestruces y jirafas, entre otros animales.

La laguna muerta

Volviendo a la zona de dunas, al adentrarse en el desierto, una señal indica el camino hacia el “Deadvlei”, que significa laguna muerta. El nombre se debe al cementerio de árboles que rodean la zona. Están petrificados en el suelo, sin vida, como momificados por la desertificación, pero algunos pueden alcanzar hasta os 900 años. Están totalmente deshidratados por lo que tienen cierto color negruzco y no poseen ni una sola hoja en sus ramas.

La entrada al parque nacional cuesta cuatro dólares más los tres que tienes que hay que pagar si se va en coche. Un precio más que asequible para disfrutar de un paisaje irrepetible, patrimonio de la humanidad desde 2003. Disfrutar de un mar de estrellas en la que es posible ver sin ninguna dificultad la Vía Láctea, o apreciar los colores rosados del amanecer sobre las dunas son algunas de los tesoros que este lugar ofrece.

Un destino para aquellos que buscan nuevas experiencias, que les lleven lejos y sin masificar. Eso sí, acuérdate hay que llevar mucha agua ya que el calor allí es insoportable, con hasta 45 grados por el día, además de tener una relativa buena condición física para poder escalar los 300 metros de arena desértica hasta la cima

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