LA TRADICIÓN DE LA CARRERA DE GANSOS
Esta tradición con 430 años de historia, que se originó como entrenamiento militar, consiste en colgar por las patas a un ganso muerto, aunque hasta hace unos años lo ponían vivo, al que un jinete tiene que agarrar por el cuello, tirando con fuerza para separar la cabeza del cuerpo. Conseguirlo es motivo de honra y alegría para sus familiares, que corren hacia él o ella (pues también participan mujeres) para darle la enhorabuena.
Hermanados con Alemania
La historia cuenta que un militar de la localidad viajó a Alemania llevando consigo la festividad de las carreras de gansos, por lo que hoy existe un pueblo germano, Höntrop, donde se lleva a cabo una calebración similar. Este hecho hace que alemanes y españoles estén hermanados por la misma tradición y, además, tanto unos como otros se desplazan a la localidad hermana para participar en el acontecimiento. Este año, un alemán ataviado con su traje propio participó en la carrera de Carpio de Tajo, logrando además una de las cabezas de los animales.
No existen premios para los ganadores, sino que se gratifica a todos los participantes por igual con un pequeño detalle por brindar este espectáculo durante la tarde del día de Santiago.
LA VERDADERA HISTORIA DE LA CARREARA DE GANSOS
Una mezcla de tradición y deporte que consiste en arrancar la cabeza a un ganso vivo tuvo sus orígenes en algunas regiones de los Países Bajos, Bélgica, Inglaterra y América del Norte desde el siglo XVII hasta finales del XIX. El deporte involucra a un ganso que es colgado de las patas sobre un palo o cuerda que se extiende a través de una carretera. En seguida, un hombre montado a caballo a todo galope intentará agarrar al pájaro por el cuello para arrancarle la cabeza.
El competidor que logre escapar con la cabeza es declarado ganador y se convierte en el héroe del día. El Goose pulling, como se le conoce en inglés, todavía se practica hoy en día, en algunas partes de Bélgica y en Grevenbicht en los Países Bajos como parte del Martes de Carnaval, así como en algunas ciudades de Alemania, como parte de las celebraciones del Lunes de carnaval.
En el pasado solían utilizar un ganso con vida. Para hacer el deporte desafiante, el cuello de ganso era aceitado generosamente para que resultara difícil de arrancarlo, el aleteo y la agitación constante del ave hacía muy difícil conseguir el objetivo a la primera. A veces “un negro” con un largo látigo en la mano estaba al acecho cerca de la meta para hostigar al caballo cuando este pasaba por el lugar.
Los premios del concurso eran muy triviales, a menudo el ave muerta en sí, las contribuciones de la audiencia o rondas de bebidas. El principal atractivo de estos concursos para los espectadores fue la apuesta por los competidores, a veces por dinero o con más frecuencia, por las bebidas alcohólicas.
Hoy, en vez de gansos vivos, se utilizan gansos sin vida, pero eso no hace que el deporte sea menos brutal. Incluso en los viejos tiempos, cuando la brutalidad animal era algo muy común, la práctica era a menudo mal vista y algunas veces comparada con la práctica bárbara de las corridas de toros.
El deporte desapareció en gran parte de los Estados Unidos después de la Guerra Civil, aunque de vez en cuando todavía se practicó en algunas partes del Sur en fechas tan tardías como la década de 1870. Sin embargo, en Grevenbicht en Holanda y en algunas partes de Bélgica y Alemania, siguen practicando el extraño deporte de arrancar la cabeza al ganso – con un ganso muerto que ha sido eutanasiado por un veterinario – como parte de las celebraciones tradicionales del Martes de Carnaval.
Las práctica se conoce como Ganstrekken en los Países Bajos, como Gansrijden en Bélgica y Gänsereiten en Alemania. Aunque el uso de gansos vivos fue prohibido en la década de 1920, la práctica todavía suscita cierta controversia. En 2008, el Partido para los Animales de Holanda (PvdD) propuso que debería ser prohibida. Los organizadores rechazaron la propuesta, señalando que no había duda de la crueldad hacia los animales porque los gansos ya estaban muertos.
En Bélgica la práctica va acompañada de un elaborado conjunto de costumbres. El jinete que logra sacar la cabeza del ganso es es “coronado” como el “rey” por un año y le es otorgada una corona y un manto. Al final de su reinado, el gobernante debe premiar a a sus “súbditos” con una fiesta de cerveza, bebidas, cigarros y pudín de pan o salchichas, ya sea en su casa o en un bar local. Los reyes compiten entre sí para convertirse en el “emperador”.
La práctica se extendió también en algún sitio de América del Sur como en Nicaragua, dónde en vez de ganso utilizan un pato vivo, la variante es que los jinetes hacen la carrera totalmente alcoholizados.