EL BOSQUE ENCANTADO

EL BOSQUE ENCANTADO 
En Aldán, Pontevedra, existe un memorable pazo conocido como Casa Torre de Aldán que es propiedad de los Condes de Canalejas. Dicho pazo tenía una enorme finca que era usada para los familiares y amigos de estos para la caza y otras actividades lúdicas. Al construir la carretera PO-315 la finca quedó dividida y hace unos años fue donada a ayuntamiento de Cangas, quién ha procurado, no muy afortunadamente, dejarla el disfrute de los ciudadanos. De momento la finca se encuentra en estado ruinoso y abandonado y hasta da un poco de miedo adentrarse.
La finca se localiza en el km 109 de la citada carretera justo enfrente del pazo. Una manera fácil de entrar es buscar el río Orxas, donde al lado de la carretera existe un viejo puente medieval al lado de un rústico lavadero. Si ascendemos esta carretera hay una entrada a unos 50 m.
No hay carteles, no hay información, tan sólo una puerta En Aldán existe un memorable pazo conocido como Casa Torre de Aldán que es propiedad de los Condes de abandonada con un lamentable muro que da la sensación de una viaje finca abandonada. Al adentrarnos a la finca, lo haremos por un camino rodeado de una espesa y hermosa vegetación, aunque las silvas forman gran parte del recorrido a ambos lados, dando una sensación de suciedad. El río Orxas discurre paralelo al camino y pronto podremos ver un viejo molino en su orilla. A unos doscientos metros divisaremos un pequeño torreón perteneciente a un pequeño y “moderno” castillo, el cual sólo consta de la fachada y alguna dependencia que se encuentra por debajo del desnivel de tierra que hay en su parte trasera. Este fue construido en los años 60 y nunca se llegó a terminar. También cuenta con un pequeño foso con puente levadizo situado en la parte frontal. Cabe destacar en el año 2011 su estado de abandono tanto en su interior como en su exterior.
Unos metros más adelante se asienta un hermoso y viejo acueducto de mampostería, conocido con el nombre de Arco dos Mouros o arco de la Condesa. 

El bosque cuenta con una serie de bancos de piedra que algunos de ellos fueron hechos con un sarcófago suevo, el cual fue partido por la mitad.
 
AL lado podremos observar los restos de los llamados Jardines Históricos construidos para el deleite de la familia. Robles, castaños, laureles, abedules y alguna especie exótica introducida por los condes se sitúan en esta finca encantada.

Merece la pena darse un paseo por este frondoso bosque, admirar cada rincón y darse cuenta de cómo podría haber sido la finca hace 50 años.
 
Río arriba podremos contemplar una serie de molinos de agua en parte reconstruidos que forman una bella ruta.  


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